Repite: El mundo está en paz y yo también

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sábado, 6 de enero de 2018

LOS MAGOS Y LA BUENA ESTRELLA



Cuando quedan atrás las luces en las calles, las compras sin fin, los manteles dorados para las comidas de "postín", decimos adiós al amigo invisible y a las manos en la masa, a la anguila de mazapán, y a la casa preparada para recibir, se acaba el vino en las copas, el pavo en las mesas, las uvas de todos, las tarjetas manuscritas, y aún permanecen los destellos de la estrella en la ventana o la flor roja del anturio colocada en un rincón, como símbolo de explosión, colorido y buena suerte.  Entre el furor de la Cabalgata de ayer y el arrebato de padres y niños, parece que todos hayamos sido buenos en estos días en que se recoge en cada corazón el significado de la palabra humanidad, que es mucho más que la de trabajar con manos de hombre, es una promesa en la que hemos puesto todas nuestras esperanzas, un paso al frente, un posicionarse en el mejor lugar para romper toda desigualdad.  Mientras tanto, aún resuena un eterno villancico de Camarón, dispuesto a no marcharse:  "Si tú traes dinero, toda la casa es tuya, pero si no lo traes, no hay posada ninguna".


Un año más, tenemos que agradecer a las manos que bendicen, a las que curan, a las que están bañadas por el sudor de un pobre trabajador y nada más, manos del oficio, encallecidas, las de los hombres faltos de todo esplendor, obreros de la materia. Un recuerdo a los enfermos, ellos están aportando mucho a la vida, reconozcamos su esfuerzo por vivir, a los que fueron pobres antes de llamar a los pobres a su mesa, a los que no nacieron entre gente adinerada, en casa de lujo, con lecho cubierto de lana, a quienes no pertenecen a la aristocracia ni a la hermandad de los ricos, a los nacidos en la última clase del pueblo, la que no tiene por debajo más que a los vagabundos y mendigos, lo mismo que esclavos, bandidos, criminales y pecadores de hace dos mil años, a los que descienden ante los ojos de las personas respetables, bajando al infierno de los vivos para habitar entre aquellos desafortunados.


En el día de Reyes, con la ilusión y nervios de este amanecer, han llegado esos tres extranjeros emigrantes entre iluminaciones y brillos, viajando por tierras hostiles, y un poema de Gloria Fuertes nos recuerda que "¡tanta mirra y tanto incienso, y él desnudo entre el pienso se va a helar, que hay que hacer una hoguera antes de que se nos muera, o que un pastor sin madre llegará descalzo a ofrecerle un cuenco de flores del campo.... y es que como nadie le quiere, su tiritera me hiere..."


Hemos estado ante aquel que sabemos que despreció el dinero y compartió todo con los suyos, pero vendrán otros muchos años con el mismo Niño y muchas noches las pasarán al raso, y necesitarán paredes para crearse abrigo, y seguirán naciendo en este mundo aquellos que se darán siempre a todos y sin medida, y nada ni nadie les apartará del amor que sabrán crear y mantener, y eso será amar con humano corazón y actuar con voluntad humana. Hoy hemos sido regalados aunque no lo merezcamos, nos decía esta madrugada un programa de radio.




Mañana habrá ancianos cuidados y muy queridos, se acabarán los prisioneros de sus circunstancias, los despojados de todo, llegarán las palabras bonitas por el móvil, buenos comentarios en las redes, cariño entre los compañeros de clase, amor a los animales, unión en el trabajo, aprecio a las personas, trincheras sin soldados, ya nadie viajará arriesgando su vida en busca de futuro, las mujeres serán felices y respetadas en su hogar, y no podremos decir que hay conductas y límites traspasados...., porque habremos entendido que al fallar un poco todo, de todos es la culpa, como de todos es la responsabilidad de instalar el bien y la mejora.





Que el lema del nuevo año no sea el "sálvese el que pueda" ni una dosis fuerte de deseo en deseo, no abandonemos el sendero de lo correcto, las personas tenemos que quitar importancia a la decepción y hacer frente a las peripecias que nos van tocando. Que no nos cansemos de buscar la paz en el mundo, que no sea la suerte la única opción, seamos sembradores de concordia a nivel cotidiano, uno más entre esa mucha gente cuya excelencia, en su humilde día a día, consiste en tener buenos propósitos y limpias intenciones, esos que obran con valor y piensan con una ternura bien vista, sinónimo de logro y abundancia.



No importa si será tenido en cuenta lo que hagamos o intentemos hacer ante este espectáculo trágico del hambre, la pobreza o las agresiones cada vez más extendidas, porque la calidad de nuestra vida, va en función de las metas que realmente hemos buscado, esa ha sido nuestra gran oportunidad, el momento en el que queda patente la plenitud alcanzada, la satisfacción en la verdad de la vida, la que tanta felicidad aporta.



Los proyectos son más valiosos, cuando quien los lleva a cabo no está dominado por la pereza, la rutina o el maquinismo, sino con la certeza de que todo es posible, no en vano, queremos que el mundo prospere y en él tengan cabida la sensibilidad, la poesía, la imaginación y la fiesta. Hagamos visible la grandeza y la buena voluntad en el día en que termina la Navidad, para que se inicien  los aciertos de las naciones y las bondades de los buenos sentimientos.










En esta tarde de lluvia y frío, de café caliente, manta y lecturas varias, proclamemos un trabajo que nos permita el pan cotidiano, las buenas noticias y un año de gracia, y brindemos por los sueños cumplidos y los que están por venir.







Hoy me deleito escuchando música religiosa rusa del siglo XVIII y siento que un espíritu amoroso baja de nuevo a la tierra y deja en las personas el mejor regalo,  un pensamiento colectivo de bien. Nada inquietan estos versos: "¡No llegamos, no llegamos, son las doce y tres minutos y tres Reyes se han perdido".




"Tal vez la estrella ha vuelto a aparecer en el horizonte.  Y quizá es por eso por lo que estamos tan inquietos." 
                 José Luis Martín Descalzo