Hay una calle llamada Cabañera que está en Torrero que no es sino una cañada por la cual sigue pasando el ganado o al menos lo hizo hasta hace muy poco tiempo, también tenemos en Zaragoza una calle sin salida llamada el Callejón de la Música, la recuerdo hace bastantes años con una gigantesca fotografía de Jimmy Hendrix, allí posteriormente se ha rodado alguna película. A la calle Gascón de Gotor se le llamó la calle del Duende porque en el fogón de una casa, en concreto el número 2, salían voces y hasta hoy no se ha podido despejar la incógnita, llegando a intervenir en el año 34 , polícía, forenses, psiquiatras y jueces. Tenemos una calle llamada Cuarta Avenida y no estamos en la gran manzana y a la Plaza Salamero le llaman los de más edad, la Plaza del carbón porque en otras épocas se instalaron allí los mayoristas de carbón vegetal.
Un buen día se acordó la obligación de dar a cada calle un nombre que la identifique y la distinga como se hace para honrar el pasado, sus gentes, sus acontecimientos, sus hermanamientos como por ejemplo la rotonda Villa de Pau, ciudad francesa hermanada con Zaragoza o conservar la memoria, como la de Avenida César Augusto que debe su nombre al emperador romano o esta foto que vemos abajo dedicada al patrono de nuestra ciudad, San Valero, cuya festividad se celebra hoy día 29 de enero.
También es justo que tengan dedicada una calle otros aragoneses que dedicaron su vida al cine, al arte, a la música, a la literatura, aquí vaya el ejemplo de la pianista Pilar Bayona, el tenor Miguel Fleta, los joteros Felisa Galé y José Oto o el historiador Zurita, los escultores Gargallo, Serrano y García Condoy, este último regresó a Zaragoza para morir después del exilio, otro aragonés ilustre fue Baltasar Gracián cuyo libro “El arte de la Prudencia” suelo releer con frecuencia, una aragonesa fue María Moliner, académica de la Lengua Española y Ramón y Cajal, padre de la neurofisiología, también admirable es Miguel Servet, como médico, astrónomo, políglota y humanista que fue quemado vivo acusado injustamente de herejía por Calvino o Juan Pablo Bonet inventor de lenguajes mímicos para niños sordomudos por lo que Lope de Vega escribió: “La retórica hallar pudo, el arte de bien hablar, pero nunca pudo hallar el arte de hablar a un mudo”. Tampoco podemos olvidar a los cinco cineastas aragoneses: Carlos Saura, Luis Buñuel, Chomón, Borau y Florián Rey.
La calle Cortesía debió ser muy estrecha por lo que uno de los dos viandantes debía ceder el paso al otro. La calle Desengaño porque debió haber alguna casa de juego por cuya salida posterior salían los perdedores. No sé muy bien por qué un villano tiene dedicada una calle, la del Saco, un tal Francho Luque que tenia atemorizados a todos sus vecinos del barrio de San Pablo. La calle del Perro, menos mal que el Santo Oficio mandó matar al susodicho perro y recluir a sus amos judíos, perro que azuzado por sus propietarios causaba graves heridas en los cristianos.
La urbanización de Montecanal ha elegido nombres de la Ilustración en su principal avenida y como por ejemplo Pignatelli o Jovellanos.
En cuanto a la guerra civil es el tema más controvertido pues se aprobó eliminar algunas calles y avenidas por respeto a los perseguidos en la dictadura, con esta Ley de la Memoria Histórica se retiraron de 43 calles los escudos, nombres en forja, yugos, flechas, águilas imperiales, insignias, placas o todo aquello que exaltara personal o colectivamente la sublevación militar, la guerra y la represión, de modo que la Avenida General Franco se sustituyó en su día por Conde de Aranda y el Paseo General Mola hace tiempo que es Paseo de Sagasta sin embargo se han respetado a dos personajes a Moncasi, diputado elegido por la Confederación Española de Derechas Autónomas, muerto a los pocos días de iniciarse la Guerra Civil a manos de los republicanos y tampoco se ha suprimido la de Agustina Simón, enfermera a la que los republicanos quisieron conmutar su pena si accedía a pasarse a su bando como sanitaria, cosa que no quiso hacer a sabiendas de que iba a costarle la vida. Permanecen la calle Amanecer porque así se llamaba un periódico de la dictadura y la calle La Victoria, es decir, la victoria franquista así como nuestro mejor parque llamado de Primo de Rivera.